Los frutos secos y, en general, las semillas oleaginosas, son alimentos muy nutritivos y con grasas de muy buena calidad. ¡Pon semillas oleaginosas en tu vida!
Las grasas que contienen son saludables y por lo tanto es muy recomendable incorporar una cantidad diaria adecuada de las mismas en nuestra dieta para beneficiarnos de sus nutrientes, grasas, y poder saciante.
Pero recuerda que es mejor comer frutos secos que mejor no han sido previamente tostados industrialmente, ya que durante este proceso, las grasas tan saludables se oxidan, se pueden volver rancias y pasar a ser ¡perjudiciales!.
Los frutos secos remojados son más ricos nutricionalmente
Pero… ¿podemos optimizar su capacidad nutritiva y facilitar su digestión?
Las semillas oleaginosas tienen una cantidad importante de ácido fítico. El ácido fítico es un “ladrón” de minerales (los atrapa e impide que se absorban), concretamente tiene este efecto con el hierro, el zinc, el calcio, el magnesio y el manganeso.
Este compuesto tiene una sabia función natural que es la de evitar que estas semillas germinen si no se encuentran en las condiciones adecuadas de luz y humedad.
Cuando las ponemos en remojo, conseguimos que una parte del ácido fítico pase al agua y que otra parte se transforme, dejando libres a los minerales y vitaminas para que podamos aprovecharlos. Lo que ocurre en este proceso es que se activan los nutrientes que van a permitir que de los frutos secos y de las semillas crezcan nuevos árboles o plantas.
El remojo también reduce el contenido de otros compuestos que pueden disminuir la capacidad nutritiva de estas semillas, como los taninos y los inhibidores de proteasas. La mayoría de los taninos son toxinas que producen las plantas para evitar ser comidas, así como para defenderse de los microorganismos.
Los inhibidores de proteasas son compuestos que impiden el metabolismo o el uso enzimático de las proteínas. Por todo ello, activando las semillas oleaginosas que vamos a consumir las hacemos también más fáciles de digerir.
Proceso de activación:
- La forma ideal de hacer el remojo es cubrir las semillas (siempre crudas, sin tostar y sin sal) con un agua de muy bajo residuo seco, con un chorrito de limón o de vinagre, durante 12-18 horas.
- Una vez transcurrido este tiempo, tiramos el agua, las enjuagamos y quitamos el exceso de agua.
- Podemos consumir los frutos secos entonces, guardarlos en la nevera (aguantarán entre tres y cinco días como máximo) o utilizarlos para hacer bebidas vegetales o cremas, que serán más fáciles de triturar y nos quedarán más cremosas.
- O bien, podemos secarlos para conservarlos más tiempo o para disfrutar del sabor que adquieren con este proceso una vez han sido activados. Para ello podemos ponerlos al sol, en un horno deshidratador o en un horno normal a una temperatura de unos 50ºC. Si quedan completamente secos, podemos guardarlos durante meses.
- Si no queremos realizar el secado, lo ideal es activar cada vez la cantidad de frutos secos que vayamos a consumir.
También es muy recomendable poner a remojo las legumbres durante la noche, ya que de esta manera favoreceremos la desactivación del ácido fítico. La germinación de legumbres y granos también contribuye a este proceso..
Gracias por leerme,
Mentxu da Vinci
Coach para Adelgazar, Naturópata, Tratamiento de desórdenes alimenticios que provocan sobrepeso, y disminución de la ansiedad.
Gracias a la programación neuro-lingüística (PNL) y al coaching, aprendes estrategias para ser consciente de tus patrones de conducta, “reprogrAMARTE”, y mejorar así la calidad de tu Vida.
Fuentes:
http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs13197-013-0978-y
http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=909168&fileId=S000711450200257X
3 respuestas
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Un abrazo y gracias por tu interés!
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