“Un lindo cachorro de león fue abandonado por su madre y acogido cálidamente por un rebaño de ovejas. Fue creciendo en un hermoso paraje, a la orilla de un lago de aguas profundas. Al ser criado de esta manera llegó a creer que él también era una oveja.
Con el tiempo llegó a la edad adulta desarrollándose como un enorme león, aunque se comportaba como cualquiera de las demás ovejas. Un día se le acercó un león algo hambriento hasta allí y el famélico felino quedó sorprendido al notar que ese otro león, más grande y más fuerte que él, huyera despavorido al verle, tal y como hacían las ovejas: brincando y balando de miedo. Después de mucho trabajo, consiguió acorralarle. Le explico de mil maneras que no debía huir de él, ya que al igual que él, ERA UN PODEROSO LEÓN. Pero fue inútil.
Finalmente, con gran tesón, suavidad y sapiencia, lo arrastró hasta el lago cercano. Allí le instó a mirar su propio reflejo en la superficie de las tranquilas aguas.
Al observar su anguloso rostro, su musculoso cuerpo y su larga melena, reflejados con claridad en la superficie del lago sintió un enorme escalofrío por todo su cuerpo, y desde lo más profundo de su ser surgió una profunda e intensa emoción y brotó el más fuerte y poderoso rugido que se hubiera escuchado nunca y que se multiplicó en un eco a través de montañas y valles.
“Desde ese momento el león prometió defender a aquellas ovejas con su poder y su fuerza. Y así lo hizo hasta el final de su existencia terrena”.
Antigua Leyenda Hindú
Crecemos domesticados, limitados, rodeados de personas domesticadas, limitadas, al extremo de que nos sentimos mutilados, incompletos. Creemos que nos falta algo, y lo que nos cuesta es reconocernos, nos cuesta reconocer todo nuestro potencial, nuestra belleza, nuestra alegría, nuestras virtudes y nuestros talentos.
¿Y si fuéramos poderosos sin limite?
¿Y si la mayoría de limites nos los pusiéramos nosotros mismos?
¿Y si la puerta de la cárcel mental en que nos hallamos estuviera abierta?
¿Y si pudiéramos transformar las creencias que nos limitan en creencias que nos capacitan?
¿Crees en el poder transformador de las palabras? Si te ha gustado el cuento, te animo a dejar algún comentario.
Gracias por leerme,