Últimamente escuchamos y leemos muy a menudo sobre el cerebro de nuestro estómago y las neuronas que habitan en él que por lo tanto, lo dotan de “inteligencia” o que actúa con la misma de cara a procesos digestivos o reacciones frente a agentes como el estrés sintiéndose agredido y es que, el estómago parece muy a menudo que tuviese no solo cerebro sino vida propia y que se hace eco de todo lo que nos ocurre y vivimos aunque no vaya directamente relacionado con él.
Tras numerosos y llamativos estudios, hace relativamente poco tiempo se llegó a concluir de forma exitosa y a groso modo que “el estómago tiene cerebro” derivado del descubrimiento del Sistema Nervioso Entérico o lo que comúnmente se conoce como “cerebro intestinal”. En el estómago se localizan 100 millones de neuronas (aproximadamente las mismas que en el cerebro de un gato), un número mucho más elevado de las existentes en otras partes importantes de nuestro cuerpo como puede ser la columna vertebral por lo que también se denomina al estómago como “segundo cerebro” y es que, aunque estemos más que habituados a situar toda nuestra actividad neuronal en la cabeza por el propio cerebro y pensar que este es el que lidera todas las acciones y reacciones de nuestro cuerpo, la realidad es que muchas otras partes tienen su propia regulación y el caso más notable es el del estómago que a nivel local, rige casi de forma independiente gracias a una compleja a la vez que inteligente red de neuronas que bordean y abrazan a este gran órgano: el estómago así como a los intestinos y otros órganos del sistema digestivo. Estas neuronas igualmente realizan el trabajo local digestivo pero también la conexión con el cerebro dominante (el de la cabeza) a través de los nervios vagos, intermediando en las conexiones e información que se transmite.
La medicina moderna y ordinaria contempla al cerebro que habita en nuestra cabeza como el único órgano “pensante” y que es el que ordena y manda al resto del cuerpo pero realmente deberíamos ir más allá, saber y conocer que existe otra inteligencia denominada “metabólica” que se encuentra en el estómago y que es mucho más inteligente de lo que realmente pensamos y conocemos pudiendo llegar a cambiar el metabolismo de una persona.
Mucho más que solo comer y digerir
Ni tu cerebro es un ordenador ni tu estómago una trituradora.
El estómago hace mucho más que gestionar la comida que ingerimos y transformarla en nutrientes y desechar lo que no es útil. Muchas veces sentimos “mariposas en el estómago”, o quizás que «se nos cierra el estómago» o algún indicio que nos hace percibir una “corazonada” que realmente no podemos pasar por alto. Esto se llega a considerar como una fuente de conocimiento intuitivo en muchas culturas alrededor del mundo y es que, en realidad, tienen su explicación científica más allá de ser una noción de fantasía. Esto es debido a la actividad del Cerebro Entérico o ENS, ubicado concretamente bajo la mucosa del estómago y las capas musculares del esófago, el estómago y los intestinos delgado y grueso. Este “cerebro” estomacal o sistema nervioso entérico se compone de una red rica y complicada de neuronas y neuroquímicos que detectan todo lo que ocurre en otras partes del cuerpo.
Más de 100 millones de neuronas en el “otro cerebro”
Nuestro estómago tiene muchas, muchas más neuronas que nuestra columna y médula espinal por lo que nos referimos a una gran fuente de información que aún está por explorar y aún mejor, por explotar. Pero otro dato más curioso aún si cabe es que se ha detectado que el estómago es más predominante incluso que el cerebro en cuanto a cierta actividad ya que el cerebro – cabeza recibe más información por parte del estómago que en el sentido contrario, lo que quiere decir que es el estómago el que informa al cerebro de que tiene hambre o de que algo no está correcto y no al revés como se podría imaginar.
El estómago, sin duda, un órgano con mucha más vida aún por descubrir ya que todo le afecta y todo influye. Y ahí podríamos añadir que nuestro estómago tiene corazón, que le afecta el estado de ánimo en que comemos. Todo lo que sentimos… va al estómago, todo el bienestar, todo el estrés… va al estómago, las emociones tienen su gran espacio ahí y es algo que debemos tener en cuenta.
La semana que viene publico un artículo con consejos para cuidar nuestro segundo cerebro desde sobretodo el punto de vista emocional y mental. Te interesa si a veces te cuesta «digerir situaciones y emociones», o si te cuesta «soltar», si tienes ansia por comer, o si comes cuando estas nerviosa, estresada, deprimida o derrumbada.
Una herramienta práctica para cuidar tu segundo cerebro
Una herramienta que recomiendo a todas mis clientas para dirigir su actitud en el momento de comer es el mindful eating. Significa comer con consciencia poniendo atención en como te sientes y en los alimentos que comes y que van a formar parte de ti. En el siguiente enlace encontrarás un audio para que te sea más fácil la práctica:
Audio de Mindful eating – Comer con consciencia
Y por favor no me creas en nada de lo que te digo, ponlo en práctica 2 ó 3 veces y luego me explicas como te ha ido en los comentarios.
Gracias por leerme,