Dietas para adelgazar restrictivas, recuento de calorías infructuosos, miedo a comer según que, o comer cuando nos invade el miedo…
El camino del Placer para reeducarnos comiendo
Una de las paradojas más grandes que hay en relación a perder peso o adelgazar, es que esta asociado a la idea de restricción, de insípido, de quedarte con hambre, en resumen de «vaya mierda de dieta».
Curiosamente y como bien sabes, a parte de comer para nutrirnos, comemos por placer. Si no nos ofrecemos ese placer de manera consciente, lo satisfaremos de manera inconsciente, y hay pueden surgir el ansía por comer, y los ataques de hambre emocional.
Entonces llegamos a la conclusión de que las dietas, y su idea asociada de carencia generan ansiedad, y nos pueden llevar a comer de manera compulsiva.
Afortunadamente, te va a gustar lo que vas a oír a continuación, ya que te propongo un nuevo camino para hacer las paces con la comida, y ese camino se basa en el placer y en aprender a disfrutar de la comida, para reeducarnos al comer.
Primer motivo para Adelgazar disfrutando
Este primer motivo esta relacionado con el proceso de cambiar nuestros hábitos hacia un estilo de vida más saludable para adelgazar y mejorar nuestra salud.
Obviamente, en el 95% de los casos, si padecemos sobrepeso es por que comemos de manera inadecuada, y/o demasiado. Es necesario modificar algunos de nuestros hábitos de vida para alcanzar nuestro peso adecuado y mantenernos en él.
Un hábito es un comportamiento repetido regularmente de manera automática. Cada vez que experimentamos placer o dolor, nuestro cerebro actúa de la [lightbox link=»https://armoniacorporal.es/wp-content/uploads/2013/10/placer-de-comer.jpg» thumb=»https://armoniacorporal.es/wp-content/uploads/2013/10/placer-de-comer-300×300.jpg» width=»300″ align=»right» title=»placer de comer» frame=»true» icon=»image»]siguiente manera: duplicando la sensación de placer, y evitando al máximo la de dolor. Con el tiempo, y la repetición del comportamiento, esta conexión se convierte en un grueso tronco de fibras neuronales, que nos conducen de manera automática a realizar el comportamiento.
Cómo nuestro cerebro actúa duplicando esa sensación de placer, uno de los quids de la questión es que los nuevos comportamientos, actividades que deseamos integrar a nuestra rutina deben ser placenteros, nos tienen que gustar. Por ejemplo en relación a hacer ejercicio, la cuestión no radica en hacer ejercicio, la cuestión es realizar un tipo de actividad física que sea agradable para nosotros, de manera gradual y sin sobreesforzarnos. Y sí lo que deseamos implementar son pautas de de alimentación más sanas, tenemos que hacerlos atractivos a nosotros, con un aliño aromático especial, introduciendo diferentes texturas, temperaturas, presentaciones atractivas,…
Clickea sobre en enlace. para encontrar más información de cómo se genera un hábito.
Placer: la calidad y la cantidad importan
Aquí calidad y cantidad nos ayudarán a definir esa experiencia de placer.
Hay una tendencia a comer más cuando lo que comemos es de menor calidad: bollería industrial, alimentos procesados,… en cambio cuando aumentamos la calidad de los alimentos que comemos, la tendencia general es poner más conciencia en el acto de comer, al poner más conciencia en el acto de comer no sólo nuestro estómago se sentirá saciado, nuestros sentidos también, y una vez satisfechos dejaremos de comer de manera natural. Además cuando aumentamos la calidad, buscando productos más saludables y procesados adecuadamente nos estamos demostrando a nosotras mismas que nos amamos y nos cuidamos. Y por último en este apartado, incluir que la bollería industrial es rica en azúcares de absorción rápida, qué son los alimentos que más nos hacen engordar, además nos dan una subida de energía acelerada, que después da paso a una bajada, y un sentimiento de cansancio que nos lleva a consumir más productos de este tipo en una rueda de conducta insana.
En cuanto a la cantidad. Comemos por placer, o para sentirnos mejor. Pero cuando comemos demasiado invalidamos la sensación placentera. Si, has oído bien, invalidamos la sensación placentera. Recuerda la última vez que acudiste a un restaurante bueno, por un lado la calidad te hace que pongas más conciencia en lo que comes, incluso comes más lentamente deleitándote…, pero sí en vez de una ración comes cuatro, la sensación de placer disminuye en picado, y empieza a aparecer un estado de malestar y empacho. O imagina comer un bombón de chocolate del bueno, o una montaña abismal de bombones,… ¿qué te es más placentero? Viene a mi mente esa imagen de la película «Matilda» en que a un niño le obligan a comer una tarta de chocolate que debía pesar unos 30 kilos…
En resumen, aprender a escucharnos para saber que cosas son las que realmente nos gustan, aumentar la calidad de lo que comemos, y no pasarse comiendo, son tres puntos claves, aunque no los únicos, que nos facilitarán nuestro camino para adelgazar disfrutando. El camino medio. La manera de descubrirlo es experimentarlo.
Gracias por leerme,