Cuentan que, cuando Edison inventó la bombilla después de 9.999 intentos, le preguntaron:
-“¿Cómo es que ha fracasado usted 9.999 veces antes de inventar este artefacto.
Él respondió “No he fracasado; simplemente he encontrado 9.999 maneras que no funcionan”.
Evidentemente Edison era perseverante, tenía un objetivo claro, disfrutaba con su trabajo, aprendía de sus errores, veía en ellos lo que no debía hacer si quería que su luminoso proyecto prosperase. Tenía claro que:
“Cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje. Perdonarse también”