Llego a casa cansada del trabajo, pensando en preparar la cena, en las facturas por pagar, en bañar a los niños, en la ropa que me aprieta, en hacer una lavadora, llamar a mi hermana,…; el móvil pita, vuelve a pitar, suspiro, atiendo los dichosos whattsApps y ya no sé lo que iba a hacer. He tenido un día duro en el trabajo, me siento impotente, presionada y asqueada. Varios clientes mosqueados me han echado toda su basura por encima, y yo a tragarme todo eso y a tratar de actuar de manera conciliadora y amable. Urrfff… Me dirijo de manera automática a la cocina, abro la puerta de la nevera, y aunque no tengo hambre, busco algún que otro dulce y cremoso capricho que me haga olvidar por un momento mi existencia. Cojo el mando, enciendo la tele, me siento en el sofá, me aburro, me levanto, voy a la nevera, y aunque una parte de mi no quiere, cojo ahora algo salado, ya puestos me paso un poco, total, ¡con el día de perros que estoy teniendo!. Y vuelvo a intentar evadirme de lo que estoy sintiendo. Y así una y otra vez. Hasta que estoy harta de mi situación, harta de comida.
Trato de huir del momento presente. De ese momento en que me siento saturada. Presionada. Asqueada. Sola.
Cristina se sentía mal, y no sabía porque comía compulsivamente al llegar a casa. Durante las sesiones de coaching que hicimos aprendió a aceptar sus emociones, reprendió el camino de aceptarse, cuidarse y amarse. Y ese camino transformó su Vida.
Algunas veces llevamos a cabo conductas de manera automática, algunas veces no sabemos bien bien porqué. Algunas veces nos gustaría eliminar dichas conductas de nuestra rutina pero no sabemos como.
¿Cómo desconectar el piloto automático?
La atención plena o mindfulness nos facilita el estar presentes en nuestra Vida. Vamos atravesando experiencias, a veces inconscientemente, a veces conscientemente. Cuando estás presente, aceptando y acogiendo sin juzgar lo que sientes, estás consciente. Si estás consciente puedes acceder a ese instante eterno de magia y libertad en el que puedes decidir que paso dar. Es ese momento efímero en que, si así lo quieres, te das el permiso y la oportunidad de desconectar el piloto automático, experimentar otras vías, curiosear otros parajes, y llenarte de otras fragancias.
La práctica de la atención plena te dirige a permanecer en el momento presente con aceptación de la experiencia. Nos hace darnos cuenta que es valioso poner atención hacia nosotros mismos, acoger nuestras emociones y nuestros pensamientos en vez de evitarlos o tratar de huir de ellos. Puedes tratar de hacerlo, aunque ¿crees que lo vas a conseguir? ¿No nutren todas esas emociones reprimidas una pesada mochila de frustración, sufrimiento e impotencia?¿Hasta cuando vas a tratar de huir?¿Hasta cuando vas a cargar con la mochila?
Si no aceptamos no integramos, si no aceptamos no soltamos la mochila. La aceptación amable de las emociones y pensamientos que fluyen en nosotros durante una experiencia, nos lleva a otros estadios: integrar lo que sea necesario, y soltar lo que ya no sea necesario.
3 consejos para integrar el mindfulness en tu vida
- Cuando comas solo come. Sin tele, sin revistas, sin otras pantallas,… Te puede ayudar este artículo con audio: comer con consciencia.
- Camina como si estuvieras besando la tierra con tus pies, hermosa frase de Thich Nhat Hanh. No lo pienses demasiado, vivir con atención plena no es una moda, es una elección, es un regalo que se hace el que quiere hacérselo. El/la que tiene el suficiente valor para hacérselo.
- Escucha audios de mindfulness, como este que pone especial hincapié en poner atención plena en la respiración, hay un montón por youtube, y algunos en mi web.
Resumiendo: Menos teoría y más: hazlo, hazlo, hazlo. ¡No va a cambiar nada si sigues haciendo lo mismo! de hecho la magia de la atención plena es una transformación, una vivencia difícil de explicar con palabras ya que es una experiencia única, tu experiencia, reservada en exclusiva para ti.