El bacalao es un rico pescado, apto para muchas recetas y platos gracias a su versatilidad y posibilidades de presentación así como de conservación. Ya sea fresco o en salazón, este pescado blanco te aportará un extra en vitaminas, proteínas y minerales muy saludables para nuestro organismo. Además, gracias al tomillo que incluye la receta, el aroma de tu plato se potenciará convenciendo a todos solo por el olor.
Propiedades nutricionales del bacalao
Últimamente el bacalao se ha convertido en uno de los pescados más solicitados y que más presencia tiene en recetas no solo de restaurantes sino también caseras. Conociéndolo un poco más podemos saber que pertenece a la misma familia que la brótola o el carbonero, proviene de mares fríos (sobre todo el Atlántico Norte) lo que le aporta un textura en su carne extraordinaria. Habitualmente, su temporada alta de forma natural será para nosotros los de nuestro invierno y primavera (de diciembre a mayo) pero en verano y otoño, tendremos que prescindir de él.
Sus propiedades nutricionales son muy elevadas y por ello siempre deberíamos incluirlo en nuestras dietas de forma equilibrada. Destaca por su nivel muy bajo por no decir “bajísimo” en grasas (la mayor parte de esta grasa este pescado la almacena en su hígado por su propia escasez, de ahí que el hígado de bacalao se use frecuentemente para hacer aceites). Esas pocas grasas, menos de un 3%, son del tipo omega 3, es decir, de alta calidad. Su carne, lo más rico y sabroso del bacalao, muestra un sin fin de proteínas de alto valor biológico (aquellas que más aminoácidos acumulan) y también vitaminas del grupo B así como A, D y E sin olvidar los minerales potasio, fósforo, zinc, magnesio y sodio.
Con todo este desglose de particularidades que identifican al bacalao, podemos dibujar sus beneficios más que comprobados para nuestra salud. Para una dieta variada, equilibrada y dentro de una alimentación consciente y responsable, es un ingrediente que no puede faltar ya que está especialmente indicado para periodos de embarazo por el aporte notable de ácido fólico tan necesario en este proceso (se incluye dentro del grupo B de vitaminas), al igual que también podemos destacar el beneficio que aportar para los hombres ya que gracias a sus altas dosis de zinc, mejora la fertilidad masculina. Su equilibrio entre el bajo nivel de grasas e hidratos de carbono y su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales descritos, pueden convertir al bacalao en un rey de nuestra cocina.
Beneficios del Tomillo
Y dejando a un lado el bacalao (pero no muy lejos porque es la estrella de nuestra receta), no podemos dejar de hablar del acompañante en este caso y sus maravillas: el Tomillo. Esta planta aromática es un arbusto muy típico de zonas cálidas que habitualmente usamos en nuestra cocina como condimento aportando sabor, olor pero también numerosos beneficios para nuestra salud. Usada principalmente para mejorar las afecciones respiratorias por sus cualidades antibióticas, antivíricas, expectorantes y antisépticas, el tomillo también alivia las dolencias gastrointestinales y de digestión, lo que lo convierte en perfecto para cualquier receta y conseguir que no se haga pesada. También es muy beneficiosa para los casos de anemia por su riqueza en hierro, equilibrando el déficit de este mineral en la sangre.
Dicho esto y aclarados los incontables beneficios que podemos obtener tanto del bacalao como del tomillo, ahora toca ir a la receta en cuestión. Su preparación en conjunto no te llevará más de 20 minutos, algo muy accesible para el día a día y tendrás como resultado una comida que podrás guardar para llevar a tu trabajo al día siguiente.
Ingredientes para 4 personas:
- 750 gr. de bacalao
- Tomillo fresco
- Sal marina
- Cebolla picada
- Aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
- En primer lugar y para que vaya haciendo su trabajo mientras hacemos la preparación, pondremos el horno a precalentar a 375 grados. Al mismo tiempo, cortaremos en bacalao en 5 piezas aproximadamente (también puedes pedírselo a tu pescadero).
- Aparte, en un bol o fuente honda, prepara la mezcla de aceite, sal, tomillo y la cebolla muy muy picada (o bien en polvo, según tus preferencias). Mézclalo todo hasta que quede bien ligado.
- A continuación solo queda el paso final. Pinta o rocía una fuente de horno con aceite de oliva o si lo prefieres, cúbrela con papel de hornear y presenta sobre la misma los filetes de bacalao. Esparce sobre ellos la mezcla de hierbas y aceite de forma que todo quede bien cubierto y ya solo faltará introducir en el horno ya caliente, bajando su temperatura a 155 grados, durante 12 – 15 minutos.
- Puedes acompañar el bacalao de unas verduras al horno, de esta manera obtienes un segundo plato saludable para adelgazar disfrutando.
Consejo:
Siempre el pescado cuanto más fresco, mejor pero si no lo tenemos disponible y optamos por su compra congelado, déjalo descongelar bien totalmente antes de cocinarlo.
¡Qué aproveche!